PALABRAS Y EMOCIONES DE UN JUBILADO
Yo también soy miembro de la tribu de los homos sapiens, y como tal, tengo palabras y emociones, y con ellas me comunico.
Desde el 1° de julio me he retirado de mi cargo en la entidad de gobierno donde trabajaba. Trabajar en entidades estatales en estos tiempos de "ajustes" ya no resulta nada gratificante. De pronto, tras la enésima "reestructuración" de la entidad, uno ya prácticamente no encuentra en los pasillos y oficinas una cara conocida, y comienzas a sentirte extraño y viejo ante la insurgencia de empleados y contratistas muy jóvenes y recien salidos de la universidad, que entusiastamente pretenden inventar el "agua caliente", víctimas del complejo adánico.
Retirarse del servicio no es nada fácil cuando se ha estado trabajando más de 23 años, y sobre todo cuando se vive en un país donde no existe ni políticas ni cultura sobre la planeación para el retiro. En mi caso, el pésimo ambiente laboral en la entidad fue el aliciente para tomar la decisión de retirarme, aunado al desestímulo hacia los empleados de mayor tiempo en la entidad.
Ahora, el tiempo es mio, pero el problema es ¿qué hacer con él? En verdad tengo varias cosas claras: dedicar más tiempo a mi familia, terminar lectura inacabadas, volver a mis raices regionales, realizar algunos viajes, visitar a mi familia en otras ciudades, y también trabajar en algunos proyectos de asesoría a instituciones de educación superior.
Algunos amigos dicen que ahora tengo un nuevo cargo: "Corredor de Bolsa", porque ahora mi esposa me dice: "Ve y treame una bolsa de leche"; "baja la bolsa de la basura"; "trae una bolsa de pan"...
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