septiembre 17, 2005

LA SIERRA: EL SIN SENTIDO DE LA VIDA


Mario Mendoza, LA CIUDAD Y EL MUNDO, EL TIEMPO

Historia de unos jóvenes de la Comuna Ocho de Medellín.

La periodista Margarita Martínez y el camarógrafo Scott Dalton (el mismo que fue secuestrado por el Eln junto con Ruth Morris en el 2003) se entrevistaron con el jefe paramilitar ‘Doble Cero’, que comandaba el ‘Bloque Metro’ de las autodefensas en ciertos barrios marginales de Medellín, y le pidieron su autorización para grabar un documental sobre los muchachos que conformaban estos ejércitos urbanos y que estaban bajo su mando. ‘Doble Cero’ aceptó y los puso en contacto con la gente clave del barrio La Sierra, en la Comuna Ocho de Medellín.

Ahí empezó la historia.Durante un año, Margarita Martínez y Scott Dalton vivieron en esa localidad y compartieron la cotidianidad, las esperanzas, la angustia, la tristeza, la alegría y la impotencia de estos jóvenes, que son reclutados sin ningún tipo de ideología y que no han terminado siquiera la escuela primaria.El resultado es en verdad impresionante: un documental de hora y media titulado La Sierra, en el cual el espectador se adentra en la conciencia de unos muchachos que combaten solo para sobrevivir, reclutados a cambio de un sueldo cualquiera, y que sueñan con la paz, con ser personas de bien, con estudiar y hacer otra cosa, pero que sin embargo saben que deben cumplir a cabalidad con la imagen de guerreros bien armados, atrincherados y dispuestos a todo lo que se espera de ellos.Lo cierto es que son niños convertidos en asesinos y metidos de cabeza en una violencia que ellos mismos desconocen y cuyas causas y consecuencias escapan a su comprensión.

El eje central del documental es ‘Édison’, un muchacho de 22 años que a lo largo de la película expresa permanentemente su conciencia de la muerte, la claridad que tiene con respecto a su fugacidad, a su caducidad, y que quizás por eso mismo, porque se siente rodeado y perseguido por la muerte, se dedica a tener hijos a diestra y siniestra con seis mujeres distintas.A partir de entonces vemos cómo la violencia que antes conocíamos por las películas de Víctor Gaviria o por los textos de Alonso Salazar, se transforma en otra cosa, en un vacío indiscriminado, en una zona de sombra, en una búsqueda infructuosa por darles sentido a unas vidas que están condenadas a no poder salir del túnel ni alcanzar nunca la redención tan soñada. La historia de ‘Édison’ es la historia de un descenso a los infiernos que sólo tiene salida a través de la tumba. Y es también, de alguna manera, la historia de la orfandad de unos pequeños que deberán crecer sin padre y por lo tanto sin ley, engrasados ya para ser piezas futuras de una maquinaria de guerra que no permite la esperanza ni la resurrección de sus combatientes.

El trabajo de Martínez y Dalton es estremecedor y muy valeroso, no sólo porque a medida que avanza el documental es evidente que se están jugando el pellejo por entender los mecanismos secretos que lanzan a la violencia a estos jóvenes marginales, sino porque lo hacen también para revelar los laberintos malsanos de una sociedad que es indiferente y que niega la desdicha de estos compatriotas que no tienen ni tendrán una segunda oportunidad.

La Sierra ya ganó el premio al mejor documental en el Independent Film Productions de Nueva York, una mención de honor en el Slamdance Festival en febrero de este año y el premio al mejor largometraje documental en el Festival Internacional de Miami, entre otros. Varias cadenas de televisión internacionales lo compraron y lo pasarán próximamente. Ojalá que pronto los colombianos tengamos también la oportunidad de verlo y de reflexionar sobre él.

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