ESPANTAR EL HUMO
Espantar el humo
POR MAURICIO VARGAS, Revista Cambio, Colombia.
mavargas@cambio.net.co
Se equivoca el presidente Álvaro Uribe cuando enfila baterías contra la revista Semana por cuenta de los eventuales errores fácticos en que incurrió la publicación colega en su cubrimiento del escándalo del DAS. Y se equivoca porque a pesar de esas fallas, no le queda bien a un Presidente descalificar de plano la labor de un medio que, al igual que lo estamos haciendo CAMBIO y El Tiempo, entre otros, busca esclarecer la verdad sobre lo sucedido en ese organismo de seguridad durante los tres años en que fue regido por Jorge Noguera.
Lo digo a pesar de que en el pasado, el presidente de Semana, Felipe López, ha tenido por costumbre descalificar las investigaciones que adelanta CAMBIO. Hace cerca de cuatro años, restó importancia, de manera olímpica, a las revelaciones de CAMBIO sobre el enriquecimiento ilícito de Royne Chávez. Dijo entonces López, en declaraciones a El Tiempo, que se trataba de "un escándalo chimbo". Tan no lo era, que el coronel Chávez terminó en la cárcel, condenado por lo que CAMBIO reveló.
Pero no hay que detenerse en estos detalles. Lo grave, lo realmente grave, es que ha quedado en claro que durante los tres años que el DAS estuvo en manos de Noguera, pasaron cosas que el calificativo de siniestras puede ser insuficiente para definir. Y la responsabilidad de los medios, en nuestro propio campo de acción que no es ni puede ser el de la Justicia, es seguir adelante con nuestras investigaciones, tal y como CAMBIO lo seguirá haciendo.
Hay que espantar el humo y concentrarse en lo sucedido en el DAS bajo Jorge Noguera.
En ese orden de ideas, lo primero que tenemos que evitar es caer en las trampas de la desinformación y las cortinas de humo. Una de ellas es el giro dado por el ex director de informática del DAS, Rafael García, que sale ahora con un cuento raro de un supuesto complot para matar a Hugo Chávez, lo que, a todas luces, parece dirigido a distraer la atención del debate central que es -y no puede ser otro- que lo sucedido en el organismo de seguridad durante la administración Noguera.
La otra cortina de humo -del humo que hay que espantar- es la ridícula actitud del candidato liberal, Horacio Serpa, al derivar de las revelaciones de García sobre un supuesto fraude -para el que no cuadran las cifras-, conclusiones sobre la ilegitimidad del gobierno de Uribe. Politizar tan torpemente este delicado asunto por parte de un candidato desesperado y en caída libre en las encuestas, es un error de kínder. De nuevo, lo grave no es lo sucedido con las votaciones en el Magdalena, sino lo que pasó en el DAS entre 2002 y 2005.
Hay indicios suficientes y muy graves para decir que se dio una consistente penetración de paramilitares y narcotraficantes en el organismo que debía de estar dedicado a capturarlos. ¿Qué responsabilidad les cabe a Noguera, al ex subdirector José Miguel Narváez y al ex secretario general Auqué de Silvestri en todo ello? En lo disciplinario, lo dirá la Procuraduría. En lo penal, la Fiscalía General, que ha dado muestras de independencia y ya designó una comisión de alto nivel para el caso.
¿Qué responsabilidad le cabe al Presidente? La de haber designado a Noguera al frente del DAS, una responsabilidad por la cual, en estos días, el primer mandatario ha tenido que salir a responder. En esa medida, está bien que haya puesto la cara. Pero repito, está mal que lo haya hecho con descalificaciones a un medio de comunicación. La buena noticia, de la que lamentablemente poco se habla, es que el DAS tiene desde hace meses un director de grandes calidades, Andrés Peñate, que está dedicado a limpiar la casa y a reorientar el necesario organismo.
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