AQUI VIVIMOS MUERTOS
En esta foto y en estas palabras de Ingrid Betancourt, queda dramática y dantescamente evidenciado el estado de lumpenización, barbarie y deshumnización en que ha quedado lo que en algún momento hubiera sido el "proyecto político" de las FARC.
Lo que sigue son algunos apartes del artículo del periodico colombiano EL TIEMPO, publicado hoy en Bogotá.
"Estoy mal físicamente. No he vuelto a comer, el apetito se me bloqueó, el pelo se me cae en grandes cantidades", dice en otro de los apartes de su misiva, que transcribimos...
"Este es un momento muy duro para mí. Piden pruebas de supervivencia a quemarropa y aquí estoy escribiéndote mi alma tendida sobre este papel. Estoy mal físicamente. No he vuelto a comer, el apetito se me bloqueó, el pelo se me cae en grandes cantidades...
No tengo ganas de nada. Creo que eso es lo único que está bien, no tengo ganas de nada porque aquí en esta selva la única respuesta a todo es 'no'. Es mejor, entonces, no querer nada para quedar libre al menos de deseos. Hace 3 años estoy pidiendo un diccionario enciclopédico para leer algo, aprender algo, mantener la curiosidad intelectual viva. Sigo esperando que al menos por compasión me faciliten uno, pero es mejor no pensar en eso...
Como te decía, la vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo. Vivo o sobrevivo en una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y con una carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una casa.
Tengo una repisa donde pongo mi equipo, es decir, el morral con la ropa y la Biblia que es mi único lujo. Todo listo para salir corriendo. Aquí nada es propio, nada dura, la incertidumbre y la precariedad son la única constante. En cualquier momento dan la orden de empacar y duerme uno en cualquier hueco, tendido en cualquier sitio, como cualquier animal (...) Me sudan las manos y se me nubla la mente y termino haciendo las cosas dos veces más despacio que lo normal. Las marchas son un calvario porque mi equipo es muy pesado y no puedo con él (...)
La felicidad es triste. El amor alivia y abre heridas nuevas... es vivir y morir de nuevo. Durante años no pude pensar en los niños y el dolor de la muerte de mi papá copaba toda la capacidad de aguante. Llorando pensaba en ellos, sentía que me asfixiaba, que no podía respirar...
Tengo en mi memoria cada una de las edades (de mis hijos). En cada cumpleaños les canto el Happy Birthday. Solicito que me permitan hacer una torta. Pero desde hace tres años siempre que pido, la respuesta es no. Igual, si traen una galleta o una sopa cualquiera de arroz y fríjol, que es lo usual, con eso hago de cuenta que es una torta y les celebro en mi corazón su cumpleaños...
(...) Tienen la vida pendiente, busquen llegar a lo más alto, estudiar es crecer, no solo por lo que se aprende intelectualmente, sino por la experiencia humana, la gente alrededor de uno que lo alimenta emocionalmente para tener cada día mayor control sobre uno mismo, y espiritualmente, para moldear un mayor carácter de servicio a los demás, donde el ego se reduzca a su más mínima expresión y se crezca en humildad y fuerza moral. Una va con otra. Eso es vivir, crecer para servir...
Durante mucho tiempo hemos sido como los leprosos que afean el baile, los secuestrados no somos un tema "políticamente correcto", suena mejor decir que hay que ser fuertes frente a la guerrilla aún sin sacrificar algunas vidas humanas. Ante eso, el silencio. Solo el tiempo puede abrir las conciencias y elevar los espíritus. Pienso en la grandeza de los Estados Unidos, por ejemplo. Esa grandeza no es el fruto de la riqueza en tierras, materias primas, etc, sino el fruto de la grandeza de alma de los líderes que moldearon la Nación. Cuando Lincoln defendió el derecho a la vida y a la libertad de los esclavos negros de América, también se enfrento con muchos Floridas y Praderas...
En Colombia todavía tenemos que pensar de dónde venimos, quiénes somos y a dónde queremos ir. Yo aspiro a que algún día tengamos esa sed de grandeza que hace surgir a los pueblos de la nada hacia el sol. Cuando seamos incondicionales ante la defensa de la vida y de la libertad de los nuestros, es decir, cuando seamos menos individualistas y más solidarios, menos indiferentes y más comprometidos, menos intolerantes y más compasivos. Entonces ese día seremos la nación grande que todos quisiéramos que fuéramos. Esa grandeza está ahí dormidita en los corazones. Pero los corazones se han endurecido y pesan tanto que no permiten sentimientos elevados.
Mamita, ya vinieron por las cartas. No voy a alcanzar a escribir todo lo que quisiera...
Mi corazón también le pertenece a Francia (...) Cuando la noche era la más oscura, Francia fue el faro. Cuando era mal visto pedir nuestra libertad. Francia no se calló. Cuando acusaron a nuestras familias de hacer daño a Colombia, Francia les dio apoyo y consuelo...
Sé que lo que estamos viviendo está lleno de incógnitas, pero la historia tiene sus propios tiempos de maduración, y el presidente Sarkozy está parado en el meridiano de la historia. Con el presidente Chávez, el presidente Bush y la solidaridad de todo el continente podríamos presenciar un milagro...
Durante muchos años he pensado que mientras esté viva, mientras siga respirando, tengo que seguir albergando la esperanza. Ya no tengo las mismas fuerzas, ya me cuesta mucho trabajo seguir creyendo, pero quería que sientan que lo que han hecho por nosotros marca la diferencia. Nos hemos sentido seres humanos..."
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