¿CUÁN VULNERABLES SOMOS?

"Todo lo sólido se desvanace en el aire", sostiene un autor ya pasado de moda.

"Polvo eres y en polvo te convertirás", reza el proverbio bíblico.

"Cuatro puertas hay abiertas al que no tiene dinero: el hospital y la cárcel, la iglesia y el cementerio", expresa la canción del inolvidable Daniel Santos.

Nadie se lleva nada a la tumba. Nacemos muriendo. Todo es vanidad de vanidades. El dinero, las cosas materiales, la edad y el aspecto físico nos diferencian aparentemente; pero la muerte nos hace iguales a todos, nos empareja, y en este sentido la muerte es la más democrática, y no se lo anda diciendo a nadie. Así, nuestra vulnerabilidad mayor proviene del hecho de ser seres vivos, biológicos, y por lo tanto mortales, finitos. De nada valen las pócimas pasadas y presentes.

Somos seres necesitados. Necesitamos el agua, el aire y la comida, para sobrevivir.

También somos seres culturales. Necesitamos de todos los artefactos culturales que la especie ha ido construyendo con el transcurrir del tiempo humano: el habla, el arte, la música, el vestido, la moda, la morada, el dinero, la cosmética, el carro, el PC, el alcohol, el tabaco, la prostitución, la coca, la religión, la política, la TV, el deporte, la publicidad, el pecado, la ciencia, las bombas, las armas, la explotación, el amor, la mentira, la esclavitud, la risa, el matrimonio, el divorcio, la propiedad privada, los ejercitos, el Estado, la patria, el desplazamiento, la guerra química, el terrorismo, los tatuajes, los pircings, el cine, las telenovelas, la silicona, , las prótesis, los reinados, los prestamos, el cheque, el FMI, los psicólogos, el Ku Kus Klan, la ONU...

También necesitamos de los demás, por que somos seres sociales y afectivos, es decir, amorosos. Esta condición también nos hace todavía más vulnerables. Si te enamoras, te embobas; y si lo manifiestas quedas indefenzo ante el otro. El riesgo es muy grande...

Como todavía quedan algunos utópicos despistados, éstos también son muy vulnerables, por que son considerados sospechosos.

No hay como escapar a la condición ser seres vulnerables.